martes, 26 de octubre de 2010

LA SANACION A TRAVÉS DEL PERDON.

b.
LA SANACION A TRAVÉS DEL PERDON.
Todos deseamos la salud y cuando nos enfermamos, buscamos la
sanación tanto acudiendo a los médicos como pidiendo que oren por
nosotros. Y no siempre vemos resultados en ello; más aún, con el
tiempo los males se agravan. "Hay pocas cosas que sean una barrera
mayor para la sanación que la falta de perdón. Muchas veces la gente
con poca fe se sana por la tremenda fe de la comunidad, pero si las
personas por las cuales se ora albergan falta de perdón, no serán
sanadas hasta que no hayan perdonado. El poder sanador de nuestro
Señor Jesucristo no puede penetrar a través de la falta de perdón".
("Ministerio de sanación" del P. Roberto De Grandis
.)
De la misma manera, en nuestra vida espiritual sentimos sequedades,
noches obscuras, poca atracción en la oración y a pesar de nuestros
esfuerzos, poco o nada adelantamos .
. Es cierto que muchas veces las
sequedades y el no sentir gusto en la oración, son una prueba de
Dios; pero en la mayoría de los casos, es porque tenemos bloqueos
en nuestro interior que no nos dejan abrirnos al amor de Dios.
Una de las raíces de nuestras enfermedades tanto físicas como
espirituales, la encontramos en la falta de perdón.
Ante alguien que nos ataca, que viene para hacernos daño, tanto en
forma real como desde nuestra percepción subjetiva, surge en
nosotros el miedo, el enojo, el creernos culpables, el replegarnos
dentro de nosotros mismos para defendernos. "Cuando hemos sufrido,
conscientemente o no, hemos culpado a alguien por nuestro dolor o
por nuestro fracaso. Y la falta de perdón a ese que culpamos es lo que
ha trastocado nuestra armonía interior, y sigue siendo una espina que
no nos deja vivir libres. El perdón es lo que desata el nudo interior y
libera al hombre angustiado." ("Sanar un amor herido" de Víctor
Manuel Fernández).
"¿Cómo manejo el enojo, o la culpa? El enojo y la culpa son buenos
en tanto me ayuden a odiar el mal en una situación dada, de modo
que pueda cambiar lo que deba ser cambiado. Pero el enojo y la culpa
me pueden enfermar si me llevan también a odiar más que a perdonar
al que hace el mal. Si me enojo necesito perdonar al otro, y si me
siento culpable necesito perdonarme a mí mismo. El perdón es la
clave para la salud física y emocional.". ("Curso de oración" de los
hermanos Linn).


c.

EFECTOS DE LA FALTA DE PERDÓN.
Están bien reconocidos tanto por psicólogos como por directores
espirituales.
a.      A nivel espiritual. Toda la vida espiritual gira
alrededor del amor de Dios. S
. Juan, en su primera carta
(4,7-10), nos manifiesta que el amor nos viene de Dios y
no que nosotros hayamos amado a Dios.
Cuando no perdonamos, cuando negamos nuestro amor
al hermano, estamos poniendo trabas al amor de Dios, y
entonces nos quedamos secos de amor y por más que
hagamos y luchemos, no adelantamos. "Al estar llenos de
odio hacia nuestros semejantes, no podemos recibir el
amor de Dios que nos llega por medio de ellos. Jesús está
allí en nuestro prójimo (Mat. 24
, 45), Y al alejarnos del
prójimo nos alejamos de Jesús"
. (Hermanos Linn)
En donde más se nota en este alejarnos de Jesús es en la
oración. Hay mucha dificultar para orar y cuando se ora no
vemos respuestas; y no solo en el pedir nos encontramos
a obscuras, sino también en la alabanza, en donde se
traduce en un repetir frases de boca y nada más; nuestro
corazón queda cerrado por la falta de perdón.
El mayor bloqueo que ponemos en nuestra vida espiritual
es la falta de perdón, aunque no tengamos conciencia de
esa falta de perdón. Oigamos las palabras de S. Juan:
"Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es
amor"
. No olvidemos que solo tendremos una vida
espiritual viviendo en Dios y con Dios. ¿Cómo podremos
tener contacto con Dios si no lo conocemos? Podremos
volver a orar y recibir de nuevo el amor sanador del Padre
cuando podamos perdonar.
d.      A nivel físico. La falta de perdón engendra odio,
venganza, resentimiento, tristeza y ellos envuelven toda
nuestra vida emotiva. Tal estado produce tensión en
nuestro sistema nervioso y a través de los años esta
tensión influye en nuestra parte física; muchas
enfermedades son fruto de estos estados de tensión y
sufrimiento. No hay que olvidar que el hombre forma una
unidad en su parte física, espiritual y psíquica; cualquier
parte de ellas que esté enferma, repercute en las demás
.


e.

En la práctica lo vemos cada día, cuando alguien dice: "Se
me encoge el estómago cuando pienso en mi marido, o
cuando pienso en mi mujer, o cuando pienso en esta o
aquella persona"; el recuerdo de una persona que nos ha
herido
y no la hemos perdonado nos revuelve las entrañas y nos afecta la parte física.
Muchas personas continuamente están pidiendo oración
por sus enfermedades físicas y no encuentran resultados
positivos. Pero cuando se han abierto al perdón, vieron
con sorpresa que sus enfermedades físicas también
sanaban. Incluso de artrosis profundas se han visto
librados cuando a través de Jesús han perdonado, tal
como transcribe un testimonio el P. Emiliano Tardif en su
libro "Jesús está vivo". La deducción es clara; estas
enfermedades estaban causadas por la falta de perdón.
NECESIDAD DE PERDONAR PARA SANAR.
El perdón es la clave para la salud física y espiritual. Qué triste es ver
a tantas personas que viven
y conviven con odio, con rencor, sin
perdonar a los que en un momento de su vida les ofendieron
y les
causaron daño. Pero mucho más triste es ver que esas mismas
personas rezan continuamente el Padre nuestro que Jesús nos
enseñó, sin tomar en cuenta sus palabras. "Perdónanos nuestras
ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden"
. No
podemos recibir el perdón de Dios, su amor, si nosotros no
perdonamos
. Bien claramente nos lo dice Jesús: "Cuando os pongáis
a orar, si tenéis algo contra alguien, perdonádselo, para que también
vuestro Padre celestial os perdone vuestros pecados. Pues si vosotros
no perdonáis, tampoco vuestro Padre celestial os perdonará vuestras
culpas." (Mc. 11, 25-26)
El Señor nos habla con gran claridad. Si no perdonas, serás incapaz
de recibir perdón por estar resistiendo a la Luz. No perdonar es
permanecer en la obscuridad
y sin amor con lo que se impide obtener
el perdón de Dios
.
La relación de nuestros pecados y ofensas que nosotros cometemos
contra Dios no tienen nada que ver en magnitud con las ofensas que
un hermano nos puede causar. Y a pesar de ello, Dios nos perdona
nuestros pecados que son mucho más grandes, con tal que nosotros
perdonemos a nuestro hermano, en cosas tan pequeñas. El mismo


f.

Jesús nos da un ejemplo práctico para que mejor lo entendamos,
cuando nos presenta aquel señor que perdona a su siervo una deuda
inmensa que no podía pagar, solo porque se lo pidió, y este mismo
siervo no es capaz de perdonar a un compañero que le debía una
suma irrisoria. Conocemos cual fue la reacción del señor: que su
siervo sea llevado a la cárcel hasta saldar su cuenta, hasta siempre.
(Mt. 18, 23-35))
Perdonar, perdonar, perdonar siempre y ante cualquier circunstancia y
ofensa. Jesús, dándonos ejemplo, desde la cruz perdonó a sus
verdugos
: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". (Le.
23, 34) Y Jesús era completamente inocente. ¿Y yo soy siempre
inocente ante la ofensa de otro?
"Muchos piensan que perdonar es perder y no se dan cuenta que es
ganar porque nos libera de nuestros odios y resentimientos; nos
asemeja a Jesús que amó y perdonó a sus enemigos y nos abre el
perdón y la gracia de Dios. Perdonar es resucitar en nosotros la nueva
vida traída por Jesús. Perdonar y pedir perdón es como un relámpago
que anuncia una lluvia fecunda". (P. Emiliano Tardif).
¿Qué OEBEMOS HACERPARAPEROONAR?
La respuesta nos la da el mismo Jesús; "Amad a vuestros enemigos;
haced el bien a los que os odian; bendecid a los que os maldicen; orad
por los que os calumnian" (Lc.6, 27 - 28). Cuando captamos la
necesidad de perdonar estas son las tres cosas que hay que hacer,
según Jesús: Amar, hacer el bien a la persona y orar.
a.       El primer paso es amar. El amor no significa un
sentimiento superficial y efusivo; el amor es una decisión.
No resulta fácil amar a quien nos causó daño; a nivel
humano es casi imposible. Es posible, con todo, si
amamos con Jesús, tal cual Élla ama.
b.      El siguiente paso, es hacer algo, a la
persona que nos dañó, con amo
r junto con Jesús. Pronto
nos daremos cuenta que lo que no deseábamos hacer
antes, empezamos a desearlo
.
c.      El tercer paso, es orar compartiendo nuestro
corazón con Jesús y tomando el suyo para hacer el bien
de esa persona y de nosotros.
"Mientras más hagamos esto, más agradecidos
estaremos, no por el mal mismo sino por el desarrollo que


g.

se genera o puede generarse de él, cuando amamos sin
egoísmos y sin esperar recompensa. En el grado en que
sabemos agradecer un daño, somos sanados".
(Hermanos Linn)
¿A QUIEN DEBEMOS PERDONAR?
En el fondo de toda herida interior hay un sufrimiento que nos hace
culpar a alguno de ese mal
. Pueden ser los propios padres, hermanos,
personas allegadas; puede ser igualmente que a quien culpamos sea
el mismo Dios; Y muchas veces nos culpamos a nosotros mismo.
a.       Perdonar al próximo. En nuestra relación unos
con otros, cada día nos herimos y nos dañamos. Y cada
día nos debemos perdonar unos a otros para que no se
vayan acumulando en nuestro interior bloqueos y
ataduras.
Perdonar no significa dejar de ser hombres y perder la
propia psicología, o convertirse en un ángel
. No hay que
entender el perdonar como una anulación del pasado y de
la propia sensibilidad. A una madre a quien le han matado
a su hijo no se le puede pedir que tenga cariño por el
asesino, si bien es una meta a la que se llega después de
un largo camino.
El perdón es un acto de la voluntad y no del sentimiento.
Por eso el primer paso que hay que dar es "querer"
perdonar. Hay que rechazar todo sentimiento de odio, de
venganza, de rencor, de desear el mal a quien nos ha
herido, que pague, que no pase inadvertido lo que nos
hizo. Mientras quede un mínimo y velado deseo de
venganza, será como un veneno que nos carcome
lentamente, nos quita la alegría de vivir, nos deja sin
fuerzas para luchar, no permite que maduremos, que
demos amor, etc.
Debemos pedir a Dios la gracia de salir de esa cárcel
asfixiante, pedir la gracia de "querer" perdonar
.
Muchas veces el perdón es superficial, solo aparente, no
brota del corazón. Ese perdón no libera, Sabremos que no
hemos perdonado de verdad si deseamos que la persona
que nos hizo daño le vaya mal, trato de criticarlo, no
soporto que hablen bien de él, no quiero recordarlo, me


h.

molesta mucho si lo veo pasar o lo encuentro en una
reunión.
El verdadero perdón cristiano es incondicional; es liberar
al otro de tener que sufrir por lo que me hizo. El perdón
auténtico incluye la decisión de amar al otro tal cual es
. (Extracto del libro "Sanar un amor herido" de V. M.
Fernández).
b.       Perdonarse a sí mismos. Muchos cristianos
pueden perdonar fácilmente a otros, pero no a sí mismos.
Tal vez éste sea uno de los aspectos más difíciles para
algunos. Aunque comprenden que Jesús les ha
perdonado, no son capaces de perdonarse a sí mismos
por sus pecados y ofensas; por er
rores cometidos, por
haber sido infieles a los propios ideales, por haber
defraudado a otros, por haber fracasado en algo
, por no
ser perfectos, etc.
La situación se agrava, si en nuestra infancia o
adolescencia se burlaron de nosotros y ahora queremos
demostrarnos que somos superiores.
Para recuperar el equilibrio interior es necesario
perdonarse a sí mismo. Para ello hay que reconocer que
no somos perfectos, que cometeremos errores, que
somos limitados, que tenemos luz y tinieblas, que no
somos ángeles, etc. Pero también hay que reconocer que
somos una criatura creada por Dios y que Él nos ama
, que
nos ha llenado de dones y cualidades, y que nos debemos
amar como Él nos ama, aceptar como Él nos acepta,
perdonar como Él nos perdona. El amar a Dios incluye no
olvidarse de sí mismo
, dándonos los pequeños y sanos
gustos de la vida.
c.       Perdonar a Dios. Otro de los obstáculos en la
oración de sanación es el resentimiento subconsciente
hacia Dios. Esto es más común de lo que imaginamos. Si
bien reconocemos que Dios es perfecto y que no puede
equivocarse, sin embargo subjetivamente nos revelamos
contra Él cuando, ante ciertas circunstancias de la vida, lo
vemos injusto, malo con nosotros, castigador. Ante la
muerte de un ser querido o de una persona joven, cuando
nuestra oración creemos que no es escuchada, ante una


i.

enfermedad o una contrariedad, principalmente si nos
creemos buenos y creemos injusto lo que nos hace
.
También en este aspecto necesitamos perdonar. Para ello
nos puede ayudar lo siguiente. Dios nunca manda cosas
malas, solo las "permite"
. Dios respeta el curso natural de
las cosas, y ordinariamente no hace milagros. Que
muchas de las cosas malas que nos suceden son obra de
nuestra condición humana y que Dios no las quiere. Que
hay cosas negativas en la vida que a la larga pueden
producir algo bueno
, aunque nosotros no lo veamos. Y
sobre todo, pensar que Dios nos ama con el más puro
amor de Padre y que Él todo lo ordena para nuestro bien,
siempre que nosotros no lo desviemos.
No permitamos quedarnos con el sentimiento de que Dios
es injusto. Presentémonos ante Dios y digámosle que nos
sentimos "ofendidos". Vayamos a Él como amigo y
digámosle las cosas claras porque sabemos que con el
amigo todo tiene una solución. Si no somos sinceros no
podremos sanarnos y nuestra re
lación con Dios se irá
debilitando. Dios mismo nos invita a presentarle nuestras
quejas, a discutir con Él. "Venqan y discutamos, dice
Yahvé" (Is. 1, 18)
Señor Jesús, derrama tu Espíritu sobre mí, para que pueda
entender la necesidad de perdonar y dame la fuerza necesaria
para que yo,
en Tu nombre, "quiera" perdonar a los que tanto me han ofendido. Amén.
Si te puede ayudar para pedir perdón, te presento una oración que
presenta diversas circunstancias de la vida en donde pudo haber
ofensa, pero tú déjate llevar por el Espíritu para que te guíe a
personas o grupos que tu necesitas perdonar.
Para terminar, transcribimos un testimonio que trae el P. Roberto de
Grandis en "Sana a tu hermano", En él se ve el poder sanador del
perdón en nombre de Jesús.
"Querido Padre: Hace dos días, se me pidió ir a orar con una señora
que ha estado enferma por varios años; su condición se iba haciendo
cada vez peor. Ella había sido operada, y en ese tiempo estaba bajo
estricto control médico para permanecer de espaldas en cama lo más
que pudiese
. Tenía serios problemas domésticos en su hogar.
"Cuando llegué a la casa de la señora, estaba echada de espaldas



~ rtes dolores en la cabeza, la columna y las rodillas. Hizo

• rzos para sentarse llorando y con tanto dolor, que tuvieron que arle a echarse de nuevo con mucha suavidad. Sabiendo que
'a problemas domésticos comencé a orar por su sanación
icolóqica. Estaba llena de resentimientos acerca de muchas cosas y
esar de encontrar difícil perdonar a su esposo y a sus hijos que la
taban mal, después de usar la imaginación creadora y de pedirle

ue pensara en el Señor Jesús, amándoles y perdonándoles, e invitándole a que ella hiciese lo mismo, ella por fin pudo perdonarles.
Pero cuando llegamos al momento de perdonar a la mujer con la que
su esposo estaba viviendo, ella empezó a temblar y a rechinar sus
dientes fuertemente. También se quejó de que los dolores de cabeza
se hacían más intensos. No podía decir "yo perdono" a aquella mujer.
Cuanto más resistía en perdonarla temblaba más fuertemente y sus
dientes rechinaban aun más, y sus gritos por su dolor de cabeza eran
más altos. Yo oré para que ella se liberara del espíritu de falta de
perdón y de sus resentimientos, y sólo después de diez minutos, ella
empezó a sollozar y finalmente dijo: "Yo te perdono porque Jesús te
ama". Inmediatamente se tranquilizó, y entró en lo que parecía ser un
sueño profundo
.
j.
Oré para que el Señor le sanara, le devolviese la integridad de su
salud y para que el Señor la llenase de paz, y pocos minutos después
le pregunté cómo se sentía. Todos los dolores de cabeza, de la
columna y de las rodillas habían desaparecido. Se levantó de su
cama, nos sirvió refrescos y en ese momento participó lo que había
sentido
. Alabado sea Dios.
"Yo he estudiado Consejería aplicada a la Pastoral en los Estados
Unidos, en verdad yo puedo decir que lo que se realizó allí por el
poder del Señor y por medio de la sanación interior
, hubiese tomado
por lo menos veinte a veinticinco horas de consejería para lograr la
sanación. ALABADO SEA DIOS
.
Hna. Paul, O.P.".

1 comentario:

  1. https://platinumpeachpress.com/que-hay-en-la-caja-del-ipad/
    Si tiene un concentrador con motor, inténtelo. Si ves el mensaje NotCharging, tu hub no es lo suficientemente jugoso. Por si sirve de algo, mientras tu iPad esté durmiendo, se cargará, aunque mucho más lentamente, cuando veas el mensaje de”No cargando”.

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